lunes, 29 de julio de 2013

“Que me perdonen los obispos y los curas, pero la Iglesia tiene que salir a la calle”



Agencias en Río de Janeiro   

EUFORIA. Francisco saluda a sus compatriotas con la bandera Argentina, a las puertas de la catedral de Río de Janeiro.
La cita era en la catedral metropolitana de Río de Janeiro, relata el cronista de “El País”. El papa Francisco había quedado con 5,000 jóvenes argentinos —el 10% de los que cruzaron la frontera para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)— para pasar juntos unos minutos.
   En un momento del encuentro, pidió a los jóvenes: “Quiero que salgan a la calle a armar lío, quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos”. Después, se giró significativamente hacia los prelados que lo acompañaban y les dijo: “Que me perdonen los obispos y los curas si los jóvenes les arman lío, pero ese es mi consejo…”.
  Culto al dinero. Ante sus jóvenes compatriotas se mostró revoltoso y feliz. Les dijo: “Pienso que esta civilización mundial se pasó de rosca. Es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos: los ancianos y los jóvenes”.
   Escuchar a los viejos. Jorge Mario Bergoglio, hablando sin papeles, animó a los jóvenes a hacerse valer, pero también a prestar atención a los mayores: “Ustedes, por favor, dejen hablar a los viejos, escúchenlos. Y a los viejos les digo, no se dejen excluir. Abran la boca. No claudiquen de ser la reserva de nuestro pueblo, transmitan la justicia, la historia, los valores, la memoria. Hay una especie de eutanasia escondida, una eutanasia cultural contra los viejos, no se les deja hablar y actuar”.
  Un millón de jóvenes. Más tarde, ante un millón de jóvenes de 190 países, que se concentraron en la playa carioca de Copacabana, pidió a los muchachos que pongan a Cristo en sus vidas.
  El papa también les puso en guardia ante la tentación de ponerse en el centro y de creer que solos construyen sus vidas y que el tener, el dinero y el poder es lo que da la felicidad. “Pero no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. ¡”Pon a Cristo” en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado!”.
Acercamiento
El Papa, en la favela: “Luchen contra la injusticia”

Francisco visitó ayer una favela de Río de Janeiro que hasta hace poco estaba controlada por bandas de narcotraficantes y dijo a sus habitantes que nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades sociales y que los jóvenes deben luchar contra la corrupción y la injusticia.
  En medio de fuertes medidas de seguridad, con policías con armas de precisión y helicópteros sobrevolando la zona, Francisco visitó Varginha, en la zona norte de Río, lugar hasta finales del pasado año controlado por bandas de narcotraficantes y ahora una zona recuperada para la ciudad.
  Francisco les dijo que no veía la hora de visitar la favela y tras señalar lo que le hubiera gustado llegar diciendo “buenos días” y pedir un “cafezinho, pronuncio un discurso de marcado carácter social.

“Me gustaría hacer un llamado a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo”, afirmó.

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