Donald Trump
será destituido, pero ¿cuándo?
El impeachment (o juicio político) está ganando terreno porque es
la única forma de destituir al presidente que en sólo una semana parece
destruir a EU pedazo a pedazo
03/02/2017 12:37 HUFFINGTONPOST MÉXICO / ROBERT KUTTNER
La destitución
avanza porque resulta terriblemente evidente que Trump no es apto para la
presidencia.
WASHINGTON.
Donald
Trump está tratando de gobernar por impulsos, por caprichos, por recompensa
personal, por beneficios,
por decretos... como si hubiera sido elegido dictador.
Pero resulta que no funciona y que la máquina ya está descarrilando sólo UNA SEMANA
después.
El impeachment (o
juicio político) está ganando terreno porque es la única forma de destituirlo,
porque los republicanos ya están abandonando
en masa a este presidente y porque el
hombre es psiquiátricamente incapaz de comprobar si algo es legal antes de
hacerlo.
La destitución avanza porque
resulta terriblemente evidente que Trump no es apto para la presidencia. Los
adultos que rodean a Trump, hasta los que le sirven con una lealtad que roza la
esclavitud, se pasan la mitad de su tiempo tratando de frenarlo, pero es
imposible.
Se pasan la otra mitad del tiempo
respondiendo a llamadas frenéticas de líderes republicanos, élites
empresariales y dirigentes extranjeros. ¿Que Trump ha hecho qué? El pobre
Reince Priebus, su jefe de Gabinete, ya ha llegado a la cima del poder y no va
a ser divertido.
Una cosa es vivir en tu propia realidad
cuando eres candidato y sólo son palabras. Puedes engañar a las suficientes
personas durante el tiempo suficiente como para ser elegido. Pero cuando
intentas gobernar de esa manera, la realidad es la realidad, y esta te llama al
orden.
Una
por una, Trump ha decretado órdenes
impulsivas que no han sido revisadas por juristas, ni por
expertos gubernamentales ni responsables políticos, y ni mucho menos han sido
objeto de una planificación meditada. Casi de forma inmediata se ve obligado a
dar marcha atrás por una combinación de presión política y legal. Y por la
realidad.
A diferencia de las dictaduras que
Trump admira, la compleja red de medidas constitucionales legales y políticas
contra la tiranía todavía funciona en Estados Unidos (a veces le cuesta, pero
funciona). Y cuanto más imprudente es el comportamiento de Trump, más se
refuerzan estas medidas.
Sólo
con su esfuerzo lunático de prohibir la entrada de refugiados de
forma selectiva (pero no precisamente procedentes
de países que envían a terroristas, como Arabia Saudí y Egipto, donde Trump
tiene intereses comerciales), el presidente ya ha descubierto que el sistema
estadunidense tiene tribunales. Tiene tribunales. Imagínatelo.
Cuanto más trastornado se vuelva, menos
jueces conservadores harán la pelota a las políticas republicanas (como hasta
ahora solían hacer). ¿De verdad alguien piensa que el Tribunal Supremo va a ser
la puta de Trump?
La
semana pasada, algunos republicanos se pelearon por ver quién era el primero en rechazar la visión de Trump sobre Putin y se apresuraron a negar sus declaraciones
sobre un supuesto fraude electoral.
No
saben cómo hacer para matar el ObamaCare sin matar a pacientes y sin acabar con
las esperanzas de reelección. Lo cierto es que resulta complicado y los matices
no son el punto fuerte de Trump. El congresista republicano Tom
McClintock puso de manifiesto lo que muchos
pensamos: "Mejor asegurarnos de que
estamos preparados para vivir con el mercado que hemos creado. Esto va a
llamarse Trumpcare. Los republicanos lo poseerán en su totalidad y seremos
juzgados en las elecciones en menos de dos años".
Por su parte, el senador republicano
Lindsey Graham se burló de los hábitos tuiteros del propio Trump con un mensaje
en la red social en el que calificaba la guerra comercial con México como
"mucho sad".
Simply put, any policy
proposal which drives up costs of Corona, tequila, or margaritas is a big-time
bad idea. Mucho Sad. (2)
"En pocas palabras: cualquier
propuesta que suba los precios de la Corona, el tequila o los margaritas es una
muy mala idea. Mucho triste".
Incluso
el personal de Trump tuvo que pararle los pies con su absurda cruzada contra
México y los mexicanos, en la que un día Trump obliga al presidente mexicano
a cancelar una visita oficial y al día siguiente se pasa una hora al teléfono con él comiéndole la oreja.
Trump
propuso volver a instaurar la tortura, pero los principales líderes
republicanos se cargaron esa idea. El senador John Thune afirmó este miércoles
que la prohibición de la tortura era una ley establecida y que los republicanos
en el Congreso se opondrían a restaurarla. El propio secretario de Defensa de
Trump opina lo mismo. Después de proclamar por todo lo alto su nueva política
de tortura, Trump cedió dócilmente a que esas medidas
pasen antes por sus asesores de defensa.
Y todo esto ¡en solo una semana! Ya
hasta los jueces federales han empezado a frenarle.
Hace
dos semanas, basándome solo en lo que vivimos durante la transición, escribí un artículo en el que proponía la constitución de una
comisión de impeachment, como un comité
paralelo que elabore un dosier para la destitución de Trump, además de una
campaña ciudadana para crear un movimiento público de impeachment.
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En
estas dos semanas, la organización Free Speech for People ya ha lanzado una campaña
ciudadana para destituir a Trump. Hasta el
momento, más de 400 mil personas han
firmado la petición.
El
grupo bipartito Citizens for Responsibility and
Ethics in Washington (CREW) también ha llevado a cabo una
profunda investigación. Varios expertos legales asociados al CREW han
presentado un detallado informe legal que documenta las diferentes formas en que
Trump está violando la cláusula de elegibilidad (Emoluments Clause), que
prohíbe que un presidente se beneficie de las acciones de gobiernos
extranjeros.
Existen muchos otros motivos para el
impeachment, como por ejemplo el hecho de que Donald Trump pone sus intereses
comerciales por delante de los del país y su extraña y oportunista alianza con
Vladimir Putin, lo cual raya en la traición. Menos conocida que la Emoluments
Clause es la ley STOCK de 2012, que prohíbe explícitamente que el presidente y
otros funcionarios se beneficien de la información que no es pública.
Los republicanos pensaron en un
principio que podían usar a Trump para fines republicanos. Pero Trump no es
republicano.
Obviamente, el impeachment es un
proceso político así como legal. Los Padres Fundadores lo diseñaron así de
forma deliberada. No obstante, después de una semana en el cargo, Trump no solo
ha abandonado la Constitución, sino que sus aliados también le están
abandonando a él.
Pese a sus repulsivas rarezas, los
republicanos pensaron en un principio que podían usar a Trump para fines
republicanos. Pero Trump no es republicano: lo demostró con su abrazo a Putin y
con su promoción de una guerra comercial a nivel global. Es fácil imaginarse la
alarma y el terror que los republicanos estarán expresando en privado.
En 1984, el psiquiatra Otto Kernberg
describió una enfermedad conocida como Malignant Narcissism (narcisismo
maligno). A diferencia del narcisismo convencional, esta tipología se considera
una patología severa.
Se caracteriza por una ausencia de
conciencia, una grandiosidad y una búsqueda de poder patológicas y un placer
sádico por la crueldad.
Dado el claro peligro que supone para
la república y para los republicanos, el impeachment a Trump ocurrirá. Queda
por saber cuál será la próxima gran catástrofe a la que se enfrente América.
Este post fue publicado originalmente en la edición
estadunidense de 'The Huffington Post',
ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano y retomado por El Huffington Post España.
*Este
texto representa la opinión del autor y no necesariamente la de The Huffington Post México.
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